El pasado mes de marzo tuve el placer de poder alquilar una maite durante 3 días para viajar por Francia.
En las instalaciones de alegría-activity me explicaron el funcionamiento de esta Sprinter camperizada a la perfección. A simple vista pude comprobar que el sistema de control de todos los componentes se realizaba mediante una pantalla y era sencilla e intuitiva.
Salimos desde Vitoria hasta San Juan de Luz (Francia). Cuando me monté en el asiento de conducción, estaba un poco asustada porque nunca había conducido un vehículo de estas dimensiones, pero nada más ponernos en marcha me di cuenta de que la conducción era sencilla y cómoda, como la de un turismo estándar. Además, los límites de velocidad son iguales que los de cualquier coche, lo que hizo que pudiésemos hacer un viaje sin limitaciones. Conducir dentro de las ciudades, que a priori pensé que sería el mayor de los problemas, no resultó serlo, y mucho menos aparcar, ya que Francia está muy bien preparado para este tipo de turismos.
Tras pasar la tarde en este bello pueblo costero fuimos hasta Capbreton para pasar la noche junto a la playa. Sin duda todo un cierto, porque despertarse con ese paisaje fue todo un lujo. Además, hacía frío fuera, pero pudimos desayunar calentitos dentro de la camper. Un café que nos supo a gloria para ponernos después rumbo a Burdeos.
Ya en nuestro nuevo destino dejamos la furgoneta en un camping a las afueras, donde acabamos pasando la noche. Al día siguiente pusimos rumbo vuelta a España. De camino paramos en la Duna du Pilat y encontramos una zona muy bien acondicionada para estacionar Maite, comer disfrutando de las comodidades que ofrece y descansar antes de emprender el viaje de vuelta a casa.
Conducir una furgoneta de estas características fue un gusto y poder dormir cada noche en la naturaleza, con todas las comodidades que podrías tener en una habitación de lujo, hizo la experiencia genial. El panel de motorización de cada elemento hace que sea sencillo su uso y aunque no teníamos experiencia con este tipo de vehículos, pudimos saber en qué estado se encontraba cada elemento en todo momento.
La verdad es que espero poder repetir la experiencia pronto. Ahora que llega el buen tiempo, creo que intentaremos quitarnos la espinita de disfrutar también de la vida en el exterior de la Maite. El tiempo en Francia no lo permitió, pero seguro que pronto nos desquitamos y desplegamos el mobiliario fuera. Sin duda alguna, viajar es más fácil si lo haces en una maite